Tras el reciente nombramiento de Alfonso Alonso como ministro de sanidad ¿Cuáles son sus primeras impresiones del trato recibido por parte del ministro hacia el campo de la ortoprótesis?

 

Desafortunadamente, no ha tenido lugar todavía un encuentro con el Ministro de Sanidad ni con el nuevo Secretario General que ha nombrado, Rubén Moreno. Sin embargo, es importante que los políticos nos escuchen para construir una visión común de cuál es el modelo de atención que los pacientes necesitan. Estamos esperando un cambio en las directrices políticas, porque con las que había se primaba el ahorro para la Administración al derecho a la salud, pero todavía estamos por oír al Ministro comprometerse con una prestación eficaz, no solo barata.

 

¿Qué modelo de financiación ortoprotésica sería la deseada por FEDOP? 

 

En esto la Federación quiere ser realista y socialmente responsable, lo que en este momento implica no pretender defender el modelo de prestación ideal, como es el alemán –donde el sistema público cubre al 100% los productos que existen en el mercado- sino una versión más sostenible desde el contexto actual de las cuentas públicas. Este modelo pasa porque todos los que estamos implicados en la prestación ortoprotésica, desde la Administración Autonómica, los fabricantes, las ortopedias y el propio usuario, pongamos de nuestra parte para que el paciente, al final, reciba lo que precisa. Porque no olvidemos que no estamos hablando de un lujo ni de un capricho, estamos hablando de la falta de una mano, de poder ponerse de pie tras una operación, de poder desplazarse sin dependencia de otros.

 

¿Cuál sería el catálogo de prestaciones ortoprotésicas idóneo?

 

Las dolencias y situaciones que enfrentamos en nuestro trabajo diario son a veces complicadas y las condiciones de las personas diferentes. Por tanto se necesita un catálogo y una oferta en la cartera de servicios universal y que apueste por la innovación, porque cada día las empresas del sector, tanto fabricantes como ortopedias técnicas, encuentran nuevas posibilidades, tecnologías o materiales para que nuestros usuarios puedan mejorar  su comodidad y recuperar su autonomía y su lugar familiar, laboral, social. Esto afortunadamente es una posibilidad real gracias a la dedicación e inversión del sector ortoprotésico.

 

¿Cómo se encuentra en la actualidad la cartera de ortoprótesis? ¿Esta cartera hace algún tipo de distinciones con los que las necesitan?

 

La cartera de ortoprótesis actual está desfasada y hay un consenso general sobre que es imperativo adaptarla a estas posibilidades reales que nuestras empresas están ofreciendo. Nos preocupa por ello, como cualquiera puede imaginar, que al renovar la cartera el Gobierno piense más en ahorrar que en acercar la tecnología y servicios más punteros a quienes lo necesitan.

 

Existe un riesgo inminente de que entre en funcionamiento una cartera y una prestación ortoprotésica que pretenda ser única pero que, por apostar por lo bajo, subraye las diferencias en el derecho a la salud y a la dignidad entre dos grupos: entre los que reciban una prestación pública y de un producto básico y los que puedan pagar por completo la ortoprótesis o la ayuda que más les convenga. Los ortoprotesistas estamos radicalmente en contra de esto, es un atraso de cuarenta años, y por eso estamos proponiendo soluciones más escalonadas y que tengan en cuenta más a la persona y a la familia, sus necesidades, sus preferencias, por ejemplo para los jóvenes que pueden tener otras circunstancias que las de una persona anciana, claro que dentro de un buen uso racional de la prestación pública. Creemos que se puede hacer de una manera más justa y no mucho más costosa. La futura cartera de servicios tiene que permitir al técnico ortoprotésico tratar individualizadamente a cada paciente y elegir los productos y marcas que tiene que utilizar en cada caso, porque lo contrario sería aún más caro para la sociedad y para el propio Sistema Nacional de Salud. 

 

¿Existen diferencias entre Comunidades Autónomas en el campo de la ortoprótesis? 

 

Efectivamente, existen diferencias porque las competencias sobre Sanidad están transferidas a las Comunidades Autónomas y cada una de ellas ha avanzado o no en modernizar el catálogo estatal, que tiene décadas, y ha planteado distintos rangos de  prestación  y de formas de pago. En unas, los pacientes pagan directamente y luego solicitan el reintegro total o parcial a su Consejería de Sanidad. En algunas el paciente no abona nada. En otras solo abonan en el establecimiento la parte superior al tramo que cubre la Administración, porque consideran que una marca o producto específico les presta la utilidad que esa persona por sus circunstancias requiere, y entonces paga por esta función de utilidad o mejora particular sobre el tipo de producto que su médico le ha prescrito, pero no el producto por completo. 

 

¿En qué ámbitos les ha servido el Libro Blanco que realizaron junto al CERMI?

 

Iniciativas como el Libro Blanco han servido para que nos conozcan mejor no sólo los pacientes, con los que tratamos en el día a día, sino la propia Administración y otros profesionales sanitarios que no están en contacto directo con nuestro trabajo y con los increíbles avances tecnológicos que ha hecho la industria en las dos últimas décadas. La ortopedia es la gran desconocida de los servicios sanitarios. Mucha gente que no ha tenido cerca una persona con amputaciones, enfermedades motoras, operaciones complicadas, accidentes, etc. no sabe que no es un establecimiento comercial, sino sanitario, y que dentro de cada uno hay un técnico ortoprotésico formado para fabricar y adaptar productos que les prescribe un médico a la persona individual, para ofrecerle la máxima seguridad  y confort posible, para escucharle y hacerle un buen seguimiento. De estos establecimientos no salen clientes con cajas bajo el brazo para montar en su casa, sino que salen pacientes a los que he visto mejorar o envejecer. Pienso que aún queda mucho por recorrer para dignificar la profesión ortoprotésica, es una de mis grandes prioridades dentro de FEDOP.

 

El pago directo en las prestaciones ortoprotésicas de todas las administraciones sanitarias es una de las líneas por las que luchan. ¿Qué nos podría comentar sobre este tema?

 

Creemos que durante los años de la crisis algunas administraciones autonómicas se han visto obligadas o tentadas a que el ciudadano apalanque doblemente esta prestación. Digo doblemente porque en realidad el ciudadano ya la ha pagado por adelantado con sus impuestos, pero luego se le vuelve a pedir que saque la billetera en una habitación de hospital o cuando se agrava su situación. La ortopedia se ve atrapada entre los retrasos que las administraciones tienen con nosotros y las familias que tienen que prescindir de un producto que necesitas porque no puede permitirse abonarlo de su bolsillo y esperar al día que su comunidad autónoma se decidirá a saldarle la deuda. Eso ha estado pasando demasiado en estos años, y sabremos de verdad que hemos salido de la crisis cuando no vuelva a pasar nunca más y la Administración ponga una solución eficiente y justa.

 

¿En qué cuestiones solicitan la atención del Gobierno? 

 

Hemos pedido a la Secretaría General de Sanidad y Consumo que trabajemos juntos todos los implicados, como se hace en muchos otros sectores económicos y sociales, y que no nos quieran imponer un catálogo, unos precios y unos procedimientos que limiten nuestra libertad de ejercer como mejor entienda nuestro criterio profesional. También que tenga en cuenta la especial importancia de la investigación y el desarrollo de nuevas técnicas y productos en este sector para no castigar dejando fuera del catálogo a los productos de última generación o con más prestaciones, si es que son eficaces para nuestros pacientes. Y que deje margen a que cada persona sea atendida de forma individualizada y pueda elegir las funcionalidades del producto, aunque ello suponga elegir completar el coste que no pueda cubrir la  Hacienda Pública, como  se ha estado funcionando hasta ahora en casi toda España.

 

¿Qué futuro desea para el campo de la ortoprótesis?

 

Un futuro en el que los técnicos ortoprotésicos puedan adquirir una formación de grado universitario en España, como sí tienen nuestros vecinos en Portugal o Francia. Además, que las ortopedias sean reconocidas como establecimiento sanitario en toda España, porque en algunas comunidades aún se les trata como un comercio común, y que la Administración actúe contra las grandes superficies o los establecimientos on-line que venden productos sin la adecuada adaptación y supervisión. Que los fabricantes puedan seguir invirtiendo en innovación y sorprendiéndonos como lo hicieron en la pasada feria de Orto Medical Care. Y sobre todo, que los pacientes encuentren en nosotros las soluciones de calidad que les permitan vivir mejor.